Los aljibes, las piscinas y depósitos en general son lugares muy propensos a la proliferación de diferentes microorganismos como mohos, algas y bacterias, los cuales pueden llegar a ser peligrosos para la salud.
La cloración del agua es el método más utilizado para evitar su aparición y potabilizar el agua.
¿Qué es el cloro?
El cloro es un elemento que está muy presente en la naturaleza. Puede encontrarse, por ejemplo, en la sal marina y se trata de uno de los elementos esenciales para la existencia de distintas formas de vida.
Bajo condiciones normales y en estado puro forma un gas llamado dicloro. Sin embargo, en la naturaleza no se encuentra en dicho estado pues reacciona con facilidad con otros elementos.
Cloración como método de purificación
La cloración del agua es uno de los métodos de desinfección más comunes y eficaces, pues elimina gran parte de las bacterias, mohos y otros microorganismos peligrosos como las trazas fecales, la escherichia coli y la legionella.
Ya hemos hablado de que los principales focos de la legionella son los aljibes. Una buena forma de evitar brotes es mediante la cloración del agua.
Proceso de cloración del agua
El cloro puede aplicarse en forma líquida (lejía) o sólida. Esto depende del sistema de cloración que se desee instalar.
Se aplica una vez se haya filtrado el agua de todas las impurezas que pueda contener. Este proceso de filtración se hace en la ETAP (Estación de Tratamiento de Agua Potable) de la ciudad. En caso de que el agua provenga de un pozo, puede requerir ser filtrada.
Algo muy importante a tener en cuenta es que el cloro necesita unos 30 minutos para actuar correctamente.
Control y Mantenimiento
Un sistema de cloración de agua requiere de un riguroso mantenimiento, a fin de que el sistema no sobredosifique, ni se quede corto con la dosis del cloro.
Para saber cuál es la dosis necesaria, hay que basarse en dos variables: los niveles de cloro y el pH del agua (este último no se controla en los aljibes).
Estas mediciones las realiza un aparato llamado central de control, encargado de dosificar automáticamente el cloro e informar de posibles incidencias.
Recomendamos el uso de las centrales de control para evitar dosis erróneas, disponer de un dispensador automático y un sistema de medición incorporado.
Control de los niveles de cloro
Los niveles de cloro que debe contener el agua son de 4 ppm (partículas por millón). Es decir, por cada millón de partículas de agua, se aplican 4 partículas de cloro.
En caso de aumentar la dosis, se corre el riesgo de estropear el agua, dejando de ser apta para el consumo.
Control del pH
El pH indica la pureza del agua. Esta variable se controla en piscinas y algunos otros depósitos, pero no en los aljibes.
El agua con pH 7 es el agua pura. En caso de tener un pH menor a 7, se vuelve ácida. El agua con pH mayor a 7 se vuelve incrustante.
El agua que sale por los grifos de las viviendas suele tener un pH de 7,2.